La Ley de Boyle es una de las leyes fundamentales que describen el comportamiento de los gases y fue formulada por el científico Robert Boyle en el siglo XVII. Esta ley establece que, para una cantidad fija de gas a temperatura constante, el volumen del gas es inversamente proporcional a su presión. En otras palabras, si aumentamos la presión ejercida sobre un gas, su volumen disminuye; y si disminuimos la presión, el volumen aumenta, siempre y cuando la temperatura permanezca constante.
Este principio es particularmente útil para comprender cómo se comportan los gases en condiciones variables de presión y volumen. Por ejemplo, cuando se comprime un gas en un recipiente cerrado aplicando más presión, el espacio que ocupa se reduce. Este fenómeno es observable en situaciones cotidianas, como al presionar un pistón en una jeringa o al bombear aire en una llanta.
La Ley de Boyle es fundamental para aplicaciones prácticas en ciencias e ingeniería. En la medicina, por ejemplo, esta ley se aplica en los sistemas respiratorios, donde el aire en los pulmones se expande y se contrae a medida que la presión cambia. También es clave en el diseño de motores y sistemas de compresión de gases.
Esta ley forma parte del conjunto de leyes de los gases, que incluye también la ley de Charles y la ley de Avogadro, entre otras. Estas leyes ayudan a predecir el comportamiento de los gases bajo distintas condiciones y son esenciales para el desarrollo de tecnologías que dependen del control de presión y volumen en sistemas cerrados.