La Ley de Coulomb es un principio fundamental en la física que describe la interacción entre cargas eléctricas. Formulada por el físico francés Charles-Augustin de Coulomb en el siglo XVIII, esta ley establece que la fuerza de atracción o repulsión entre dos cargas eléctricas puntuales es directamente proporcional al producto de las magnitudes de las cargas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa.
La Ley de Coulomb se expresa generalmente en términos de la fuerza eléctrica, que puede ser atractiva o repulsiva, dependiendo de la naturaleza de las cargas involucradas. Si ambas cargas son del mismo tipo, como dos cargas positivas o dos negativas, la fuerza será repulsiva, empujando las cargas entre sí. En cambio, si las cargas son de tipos opuestos, una carga positiva y una negativa, la fuerza será atractiva, atrayendo las cargas entre sí.
Esta ley es esencial para entender una variedad de fenómenos en la electrostática y la física en general. Se aplica no solo a las cargas puntuales, sino también a distribuciones de carga y permite calcular fuerzas eléctricas en sistemas complejos. La Ley de Coulomb también sienta las bases para el estudio de campos eléctricos y potencial eléctrico, lo que es crucial para la comprensión de circuitos eléctricos y otros dispositivos.
Además, la Ley de Coulomb ha tenido un impacto significativo en el desarrollo de tecnologías modernas, desde dispositivos electrónicos hasta sistemas de comunicación. La capacidad de manipular y controlar las cargas eléctricas es fundamental en la ingeniería eléctrica y la física aplicada.
En resumen, la Ley de Coulomb es un pilar de la electrostática que describe cómo interactúan las cargas eléctricas, proporcionando un marco teórico para comprender los fenómenos eléctricos y su aplicación en la tecnología.