La Ley de Avogadro es un principio fundamental de la química y la física que establece que, en condiciones iguales de temperatura y presión, volúmenes iguales de gases diferentes contienen el mismo número de partículas, ya sean átomos o moléculas. Esta ley fue enunciada por el científico italiano Amedeo Avogadro en el siglo XIX y resulta clave para comprender el comportamiento de los gases y la relación entre el volumen y la cantidad de sustancia que contienen.
La ley implica que el volumen de un gas es directamente proporcional a la cantidad de sustancia en moles, siempre que se mantengan constantes la temperatura y la presión. En términos prácticos, esto significa que, si se incrementa el número de partículas en un gas, su volumen también aumentará en proporción, siempre bajo las mismas condiciones.
La Ley de Avogadro es fundamental para el estudio de los gases ideales y se utiliza en conjunto con otras leyes de los gases, como la ley de Boyle y la ley de Charles, para predecir el comportamiento de los gases en distintas condiciones. Además, esta ley permite calcular el volumen molar de un gas, que a condiciones normales de presión y temperatura (0 °C y 1 atmósfera de presión) es de aproximadamente 22,4 litros por mol.
Esta ley también es la base de la constante de Avogadro, que define el número de partículas en un mol de sustancia, y es una herramienta clave tanto en el estudio teórico de la química como en aplicaciones prácticas en la industria y la investigación científica, donde el comportamiento de los gases es un factor esencial.